Estafas digitales: la inteligencia artificial como nueva amenaza para personas con discapacidad 

Muchos estafadores se enfocan en estas poblaciones porque saben que suelen tener menos acceso a educación digital y, por tanto, más probabilidades de caer en trampas. 

Por Miguel Ángel Millán*

* Miguel Ángel Millán es interventor educativo con discapacidad y asesor en tecnología adaptada.

————-

Para muchas personas con discapacidad las tecnologías digitales son herramientas fundamentales para comunicarse, informarse o realizar trámites que, de otra manera, serían inaccesibles. Sin embargo, lo que en un principio se pensó como una puerta hacia la autonomía, también se ha convertido en una vía peligrosa para la estafa.  

En un mundo cada vez más conectado los criminales también evolucionan y han aprendido a explotar vulnerabilidades tecnológicas y humanas, aprovechándose muchas veces de quienes confían más en la buena voluntad ajena: personas mayores, personas con discapacidad intelectual, o aquellas con limitaciones sensoriales. 

Ya no se trata solo de los típicos correos que prometen una herencia millonaria desde otro país. Hoy las estafas se han vuelto sofisticadas gracias al uso de inteligencia artificial. Algunos delincuentes crean voces sintéticas que imitan a familiares cercanos, pidiendo ayuda económica de manera urgente. Otros montan portales falsos de bancos o dependencias gubernamentales con tal realismo que resulta casi imposible notar la diferencia. Incluso, hay quienes clonan la imagen de trabajadores sociales para hacer creer que ofrecen apoyos gubernamentales a cambio de datos personales o transferencias previas. 

Para una persona con discapacidad visual que se apoya en lectores de pantalla, estos engaños pueden pasar desapercibidos si el sitio está bien diseñado o el mensaje de voz es convincente. Para alguien con discapacidad auditiva, la falta de acceso a una comunicación oral clara puede hacer que dependa de mensajes escritos, fáciles de falsificar. Y para una persona con discapacidad intelectual, la capacidad de discernimiento entre una oferta real y una trampa puede verse comprometida, especialmente si la promesa parece venir de una fuente confiable. 

Muchos estafadores se enfocan en estas poblaciones porque saben que suelen tener menos acceso a educación digital y, por tanto, más probabilidades de caer en trampas. La confianza, la necesidad económica o la urgencia por resolver un problema pueden nublar el juicio. Y en muchos casos, por vergüenza o desconocimiento, la víctima no denuncia lo ocurrido. 

Ante este panorama, es fundamental estar alerta. Desconfiar de cualquier mensaje que pida datos personales, dinero o contraseñas, incluso si parece provenir de una fuente conocida. Siempre es mejor verificar por otro medio. Si recibes una llamada sospechosa de un supuesto familiar pidiendo dinero, cuelga y llama directamente a esa persona. Si ves un anuncio de apoyos gubernamentales, consulta los sitios oficiales, nunca des información a extraños por redes sociales o mensajes de texto. 

Utiliza contraseñas seguras y no las compartas con nadie. Activa la verificación en dos pasos en todas tus cuentas importantes. Si usas tecnología asistida como lectores de pantalla o dispositivos inteligentes, manténlos actualizados para evitar vulnerabilidades. Y sobre todo, no tengas miedo de preguntar o pedir ayuda si algo te genera duda. 

Las personas con discapacidad no deben ser vistas como víctimas permanentes del sistema ni del crimen digital. Con información, apoyo comunitario y herramientas adecuadas, también pueden convertirse en usuarios digitales seguros y empoderados. La inclusión también implica garantizar la seguridad en el entorno virtual. Y para ello, la prevención y la educación son nuestras mejores aliadas. 

Síguenos en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Facebook
Twitter
Instagram