Cuidar de un perro no es un acto esporádico de cariño, es una responsabilidad diaria.
Por Miguel Ángel Millán** Miguel Ángel Millán es interventor educativo con discapacidad y asesor en tecnología adaptada.
Cada 6 de junio se celebra en México el Día Nacional del Binomio Canino, una fecha que rinde homenaje a los perros de trabajo que, junto con sus entrenadores, salvan vidas, detectan amenazas y realizan labores heroicas. Pero esta fecha no solo debería conmemorarse con medallas y reconocimientos, sino también con conciencia porque si estos perros realizan tareas extraordinarias, es gracias a que se encuentran en condiciones físicas y de salud óptimas y eso mismo debería aplicar para todos los perros, sin importar si son de compañía, servicio o rescatistas.
El cuidado responsable de un perro comienza con un compromiso firme: garantizar su bienestar como miembro de la familia. No basta con alimentarlos y jugar con ellos de vez en cuando; la salud de los perros requiere atención veterinaria periódica, vacunas al día y monitoreo constante de su estado físico.
Vacunarlos anualmente no es una opción, es una necesidad. Las vacunas protegen a los perros de enfermedades graves como la rabia, el moquillo, la parvovirosis y la leptospirosis. Muchas de estas enfermedades no solo son letales, sino también contagiosas para otros perros e incluso, en algunos casos, para los humanos. Retrasar una vacuna puede abrir la puerta a complicaciones innecesarias y, en algunos casos, a pérdidas irreparables.
Las visitas periódicas al veterinario permiten detectar a tiempo problemas que podrían pasar desapercibidos para un ojo inexperto. Un chequeo general puede revelar infecciones dentales, parásitos internos, padecimientos de la piel o alteraciones en órganos vitales y como en los humanos, el diagnóstico temprano puede hacer la diferencia entre una recuperación sencilla y una enfermedad crónica o mortal.
Tener a un perro implica también observarlo con atención en casa. ¿Se rasca mucho? ¿Ha cambiado su apetito? ¿Está menos activo? Estos pueden ser signos de que algo no anda bien. Los perros no pueden hablar, pero su cuerpo y su comportamiento comunican lo que sienten. Ser responsables significa también aprender a escucharlos.
El caso de los binomios caninos es un ejemplo claro de cómo el cuidado constante permite que los perros desarrollen todo su potencial. Un perro bien cuidado es un perro que puede vivir más años, con mejor calidad de vida y con un vínculo más fuerte con su humano. Ese vínculo, construido desde la responsabilidad y el afecto, es lo que hace que un perro confíe, trabaje y comparta su vida con nosotros.
Así como reconocemos el valor de los binomios caninos este 6 de junio, también deberíamos usar esta fecha para reflexionar sobre el cuidado que damos a nuestros propios perros. No necesitan estar en un escuadrón especial para merecer salud, atención y amor. Con una visita anual al veterinario, vacunas al día y una rutina de cuidados básicos, podemos asegurarnos de que nuestros compañeros de cuatro patas tengan una vida digna, larga y feliz.