Padres y madres de los 43 siguen enfermando y nadie vela por su salud

Fotografías y texto Bernardo Torres Morales


Mártir de Cuilapan, Guerrero.- Tras casi nueve años de marchas, caravanas y protestas, el desgaste físico cobra factura en la salud de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, sin que instituciones y organismos se preocupen por brindarles asistencia médica efectiva.


Este es el caso del señor Estanislao Mendoza Chocolate del poblado de Apango, Municipio de Mártir de Cuilapan, quien requiere de una cirugía por desgaste de cartílago en las rodillas de manera urgente, pero le agendan una cita hasta el mes de diciembre en el Hospital General de Chilpancingo.


A raíz de sus padecimientos aún puede trasladarse un kilómetro y medio en bicicleta de su casa a su tierra de labor para atender su milpa, donde también tiene sembrada calabaza y frijol, en un predio de por lo menos una hectárea.


La tierra, contó, es propiedad de su sobrino que le presta esta tierra sin cobrarle renta; de aquí saca el sustento para él y su esposa Margarita Mendoza, durante todo el año, almacenan el maíz, y de vez en cuando venden un poco para comprar otros productos de la canasta básica.


Con azadón en mano, mientras retira maleza en medio de la milpa, Don Estanislao recuerda que hace nueve años su hijo le ayudaba a preparar la tierra, sembrar y cosechar, es más tenían planes de criar animales.


Incluso, le prometió que cuando terminará su carrera en la Normal Rural de Ayotzinapa, ya como maestro regresaría a ayudarle los fines de semana, y también ayudar con los gastos de la siembra.
Miguel Mendoza Zacarías, se dedicaba a cortar pelo, tenía un local en su mismo domicilio, ahí sus amigos lo convencieron de que estudiara una carrera y a los pocos días se enlistó a la Normal de Ayotzinapa.


En su casa, cerca del centro de Apango, aún se encuentra el anuncio, de la estética de «Miclo», no la quieren borrar, al igual que los recuerdos al interior, así como en su cuarto, que es un espacio muy privado para la familia.


Un día jueves 18 de septiembre le dio 200 pesos para irse a la Escuela, para iniciar su licenciatura, junto a su esposa lo despidieron y fue la última vez que lo vieron.


La noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre ocurrió la masacre de Iguala, 43 jóvenes estudiantes fueron desaparecidos, tres fueron hallados asesinados, uno de ellos desollado.


Don Estanislao al no tener acceso a los medios de comunicación se enteró en la misa dominical del pueblo de que varios estudiantes de Ayotzinapa estaban desaparecidos, y de inmediato se trasladó a la escuela para pedir información sobre su hijo.


Al llegar a la normal nadie le daba razón de su hijo, puesto que era de nuevo ingreso no lo conocían por su nombre, cuanto preguntó por «El Miclo», recibió la noticia que era uno de los 43 desaparecidos.
Inmediatamente, se reunió con los padres y madres que se encontraban en la escuela, sin conocer a nadie, pero con la esperanza de que sus hijos aparecieran lo más pronto posible, fueron a la radio y empezaron las primeras exigencias de presentación con vida.


Ese domingo, empezó el calvario que a casi nueve años no ha terminado, donde los padres y madres han desgastado los pies, la garganta, el espíritu, y han entregado el alma al movimiento.


Los ofrecimientos de dinero para que desistan han sido tentadores, pero nunca por encima de sus hijos, otros, dijo, han lucrado, y son los que ahora están en puestos políticos y del gobierno, otros que obtuvieron plazas como docentes sin merecerlas.

AMLO les debe la verdad y la justicia, reprocha

Al inicio de este gobierno en los padres y madres de los 43 resurgió la esperanza, después de verdades históricas inventadas en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, aunque nunca depositaron su confianza en el partido de ningún color.


Andrés Manuel López Obrador les expresó su voluntad para esclarecer los hechos, pero al paso del tiempo se dieron cuenta que no basta con voluntad, pues a dos años de terminar su gobierno nada se sabe del paradero de sus hijos.


Saben que vienen las campañas, en este lapso de tiempo nada le va importar a ningún gobierno o partido, más aún sin la presencia del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) los padres se sienten solos y desprotegidos.


Don Estanislao, como el resto del colectivo afirma que el GIEI hizo un buen trabajo que puso las cartas en la mesa: El Ejército tiene responsabilidad, y tanto la institución como el presidente intentan ocultar la información que se les ha requerido.


«Están protegiendo a alguien más poderoso que el presidente y que el Ejército, por eso ya no dieron más información del caso», afirma don Estanislao mientras avanza cojeando de un pie por sus enfermedades.
La detención de funcionarios, policías, elementos o mandos del Ejército Mexicano no les basta, pues podrían detenerlos a todos, pero mientras no den con el paradero de los 43 estudiantes, el caso no estará resuelto.

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