«¿Qué esperamos, que se vaya otro?», reclaman skates en despedida a Moi

*Esperan justicia divina, no de las autoridades

Nota y fotos: Plural. Periodismo para todos

La familia de “Chane” lo tiene bien claro: “nos arrancaron parte de nuestro corazón”, pero sólo queda esperar justicia divina porque las autoridades, “lo sabemos, desafortunadamente, no harán nada”.

Se oyen de fondo esas canciones clásicas de Vicente Fernández (la que más se repitió fue la de “El Hijo del Pueblo”) y aquí todos, pero todos: niños, personas de tercera edad, por supuesto los jóvenes y los veteranos de las patinetas, ni que decir de los destrozados familiares directos, lloran en la despedida de un impulsor de cultura skate en Chilpancingo, que además de deudos deja pequeños alumnos y el plan de seguir promoviendo ese deporte en la ciudad, Víctor Moisés Galicia Silva, de 30 años, prácticamente el principal encargado del parque skate en la avenida Presidente Juárez, donde tenía un pequeño puesto de patinetas y productos relacionados con el deporte.

Sus compañeros también lo tienen en claro: Moisés no era el objetivo el sábado en la tarde-noche, cuando sí se atacó directamente a un joven de 28 años, Edgar “N”, él –lo admiten- conocido por vender drogas adentro del parque en la ciudad; uno de los varios ‘tiradores’ reportados por las autoridades. Dicen que incluso fueron dos, tres veces, abordados por ellos mismos, pidiéndoles que si estaban vendiendo, allá ellos, pero que no lo hicieran adentro.

“De pronto uno le va pensando, ¿Y qué tal si te hacen algo por querer correrlos, o reportarlos a la policía?”, admite Mario, uno de los recurrentes en este lugar, donde este lunes se despidió a “Chane” mientras la otra veladora, de Edgar, quedó prendida pero abandonada.

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– ¿Cuántas veces hemos pedido seguridad?-, reclamó un muchacho al micrófono, “nos hemos reunido para pedir seguridad al municipio, al estado, ¡nunca nos hicieron caso!, siempre les expusimos esto y jamás, jamás, se acercaron a ver el problema de fondo”.

Eso sí: antes de la despedida a “Chane”, grupos de policías del estado se metieron al parque skate a revisar a los presentes: chavos dolidos, apesadumbrados, sacados de onda por lo sucedido. No opusieron resistencia, sólo les decían que ahora sí acudían, cuando antes no lo habían estado haciendo; unos se enfocaron, además, en reclamar al periodista Emiliano García, que por qué los grababa.

Entre los jóvenes se pidió unidad para aportar y seguir exigiendo seguridad en este espacio todavía familiar, “¡y justicia!”, fue el grito al unísono, “¿Qué esperamos, que se vaya otro?, se fue alguien que apoyaba al skate, que quería algo para este parque, para todos, para los niños”.

Entre los familiares quedó la petición, además de que se le recuerde con cariño, que se mantenga el proyecto Rodando y Aprendiendo para niños y adolescentes; también la advertencia de que hay un karma para todos, por supuesto para quienes cometieron los crímenes y quienes encubren a los responsables, “a lo mejor aquí habrá un colado que sabe quién fue”.

“Ya se está tirando un skate en el cielo con los pro”, alguien dijo cuando, con arco de patinetas a la entrada del parque skate, salió el féretro para llevar a Moi al panteón central, previa misa de despedida.

Se iba la carroza fúnebre cuando un muchacho llorando, encabronado, gritó, “¡Que chingue su madre el gobierno!”.

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